El 17 de diciembre de 1830, Simón Bolívar falleció en la Quinta de San Pedro Alejandrino, en Santa Marta, Colombia. Su salud estaba muy deteriorada por una enfermedad respiratoria, identificada históricamente como tuberculosis. En sus últimos días fue atendido por el médico Alejandro Próspero Reverend y acompañado por amigos y oficiales cercanos. Murió a los 47 años, en medio de un clima político difícil y tras haber renunciado a la presidencia de la Gran Colombia. Su muerte marcó el final de su proyecto de unidad americana, pero su legado como Libertador de varias naciones quedó profundamente arraigado en la historia de América Latina.